Primera infancia
El niño con síndrome de Down que ha sido estimulado adecuadamente es
capaz de jugar solo y divertirse, experimentando cómo funcionan las
cosas que tiene a su alcance, pero conviene que vosotros, sus padres,
así como sus hermanos o amigos, jueguen y compartan actividades con él,
pues será un tiempo inestimable para reforzar lazos e impulsar su
desarrollo.
Segunda infancia
Los niños con síndrome de Down se desarrollan muy deprisa en los primeros años, pero en la segunda infancia su evolución tiene un ritmo más pausado.En esta etapa, continúan ganando fuerza y destreza en sus movimientos, son cada vez más autónomos y capaces de lograr las metas que se proponen, aunque estos progresos se producen con mayor lentitud.
Adolescencia
La adolescencia es una etapa complicada, que suele alterar la
convivencia de las familias. Los adolescentes con síndrome de Down
tienen, como cualquier persona de su edad, conflictos en la relación
familiar, por lo que a menudo prefieren estar con sus amigos.
En estos años aparecen muchos cambios físicos y suele surgir el
primer amor. Se hace más fuerte el deseo de independencia y de
realizar las actividades que ven hacer a otros jóvenes. Algunos padres
tienden a sobreproteger a sus hijos con discapacidad y rechazan este
impulso.